Así tal cual. No me respondas, no me escribas, no me preguntes, no me hables y si lo llegas a hacer, no te contestaré. ¿Suena agresivo, no? Pues es el duro mensaje que nos dan muchísimas compañías luego que nos envían un correo electrónico. Nos piden permiso para enviarnos correos diarios, llenar nuestra casilla de avisos y promociones, pero si somos los clientes quienes les escribimos, nos recuerdan que estos no serán leídos. ¿Es esto una buena relación compañía-cliente? Indaguemos en las implicancias de esta postura.
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